ARTÍCULO

Una salud:

proteger

sanidad de la

fauna silvestre

Las personas y los animales, ya sean silvestres o domésticos, son interdependientes. Proteger la sanidad de los animales silvestres es preservar la salud humana, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia. Por esta razón, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) reforzó su enfoque «Una salud» al lanzar un nuevo marco para la sanidad de la fauna.

Gestionar el riesgo de enfermedad al proteger la sanidad de la fauna silvestre

A medida que aumenta la exposición entre los animales silvestres, el ganado y las personas como consecuencia de la deforestación, el cambio climático y otras actividades humanas, también se incrementa el riesgo de transmisión de enfermedades. En los últimos 20 años, la mayoría de las enfermedades infecciosas emergentes que afectan a las personas se originaron en los animales y, frecuentemente, en la fauna silvestre, como el SARS, el sida y el ébola.

Tras la emergencia de una nueva enfermedad, la fauna silvestre suele considerarse como una amenaza. Sin embargo, se trata de un recurso vital para muchas comunidades en el mundo al contribuir al desarrollo socioeconómico, la seguridad alimentaria e incluso a la integridad cultural. Además, los animales silvestres son fundamentales para la salud del medio ambiente a nivel global, ya que proporcionan servicios esenciales para los ecosistemas y constituyen una valiosa fuente de biodiversidad. El declive de las poblaciones de fauna silvestre no es sólo un problema de conservación, sino que también puede incidir en la polinización, el control de plagas, las cadenas alimentarias y la productividad del suelo, y, por consiguiente, en la salud y el bienestar de las personas.

Por todos estos motivos, la sanidad de los animales silvestres constituye un tema de interés para el hombre.

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Fomentar las prácticas sostenibles y responsables en el comercio de especies silvestres

En los últimos años, el comercio escasamente regulado de animales silvestres ha sido identificado como uno de los motores de la emergencia de enfermedades, al dar lugar a nuevas interacciones que favorecen la transmisión de patógenos entre especies. En la medida que la COVID-19 se desplegaba y reconociendo su posible origen en la fauna silvestre, la OIE movilizó su red de expertos bajo la dirección de su Grupo de trabajo sobre la fauna silvestre con la intención de ofrecer asesoramiento científico.

Creado hace más de 25 años con la finalidad de brindar información sobre los problemas sanitarios relacionados con los animales silvestres, este grupo ha trabajado intensamente con otros expertos durante la pandemia de COVID-19 para comprender los orígenes del virus y mejorar la capacidad de respuesta de los países frente a la crisis. El grupo también ha solicitado se tomen medidas para reducir el riesgo de futuros eventos de saltos de patógenos entre especies. En este sentido, y gracias al respaldo financiero de Australia, la OIE está elaborando directrices orientadas a fomentar prácticas sostenibles en el comercio, el transporte, la captura, la cría, la comercialización y el consumo de la fauna. Considerando que estos animales constituyen una fuente importante de proteínas e ingresos para muchas comunidades, estas directrices respetarán y tendrán en cuenta las costumbres locales.

 

La pandemia de COVID-19 tuvo su origen en la introducción de un nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2. Aunque todos los indicios apuntan a un origen natural a partir de una fuente animal, es necesario continuar las investigaciones para poder determinar el origen exacto y la ruta de acceso al ser humano.

Marco de la OIE para la sanidad de la fauna silvestre: un paso más hacia “Una salud”

Dentro de su mandato, la OIE ha apoyado la gestión sanitaria de los animales silvestres a nivel regional y nacional mediante su red de expertos y centros colaboradores especializados. A escala internacional, ha reforzado la transparencia internacional de los eventos de enfermedades en estos animales a través de su plataforma WAHIS-Wild.

Dada la necesidad de reforzar el componente de la fauna dentro del enfoque «Una salud», la Organización publicó en 2020 un nuevo marco para la sanidad de la fauna silvestre. Se trata de un paso importante para reducir los riesgos de futuras pandemias y que persigue dos objetivos principales:

  • Mejorar la capacidad de los Miembros de la OIE para gestionar los riesgos en la interfaz hombre-animal-ecosistema, protegiendo al mismo tiempo la vida silvestre.
  • Apoyar a los Miembros de la OIE para que mejoren sus sistemas de vigilancia, detección temprana, notificación y gestión de las enfermedades de la fauna.

Los Servicios Veterinarios son indispensables para gestionar los riesgos de la fauna silvestre

Los Servicios Veterinarios nacionales están en primera línea durante la gestión de las enfermedades zoonóticas. Por lo tanto, desempeñan un papel fundamental en la reducción del riesgo de contagio trabajando en colaboración con las autoridades encargadas de la gestión de la fauna silvestre y ampliando sus acciones orientadas a la sanidad de estos animales.

No obstante, muchos Servicios Veterinarios en el mundo carecen de la capacidad, los recursos y las estructuras necesarias para alcanzar todo su potencial. La OIE tiene la voluntad de que su marco para la sanidad de la fauna silvestre fomente el conocimiento y la sensibilización sobre el papel crucial de los Servicios Veterinarios en la preservación de la sanidad de estos animales, reforzando al mismo tiempo sus capacidades para reducir y gestionar los riesgos.

Como muchas otras enfermedades animales, la peste bovina afecta tanto a la fauna como al ganado y fue el detonante inicial para la creación de la OIE en 1924. Gracias a los esfuerzos conjuntos y a la colaboración, en 2011, se declaró al mundo libre de esta enfermedad.

Empoderar a nuestros Miembros en la gestión del riesgo de la fauna silvestre

El marco de la OIE para la fauna silvestre esboza soluciones para establecer sistemas de monitoreo y de detección temprana más eficaces. La vigilancia de la fauna silvestre debe considerarse tan importante como la de los animales domésticos. Si los riesgos se detectan en su origen en los animales silvestres, se pueden aplicar oportunamente estrategias de intervención, lo que reduce el riesgo de propagación de enfermedades a otros animales o personas. Esta vigilancia también brinda información capital para identificar y predecir amenazas críticas que pesan sobre el medio ambiente. En virtud de la red existente de laboratorios de referencia y a partir de una mejor coordinación entre los socios, la OIE está ayudando a desarrollar procesos de diagnóstico más rápidos y eficaces.

Además, la OIE recomienda a sus Miembros a que notifiquen las enfermedades específicas de los animales silvestres a través de la interfaz WAHIS-Wild. De esta forma, los países no sólo ayudan a prevenir su impacto global, sino que también demuestran que cuentan con sistemas de monitoreo eficaces y que están aplicando el enfoque de «Una salud» al considerar los ecosistemas como un todo.

Estudio de caso: gestión del riesgo del ébola en África

En respuesta al brote de ébola de 2014-2016, la OIE y sus socios pusieron en marcha el proyecto EBO-SURSY en África Occidental y Central. Financiado por la Unión Europea hasta finales de 2023, su objetivo es reforzar los sistemas de detección temprana del virus del ébola, así como de otras cuatro fiebres hemorrágicas – cinco enfermedades que pueden transmitirse de los animales a las personas.

El proyecto EBO-SURSY constituye un valioso mecanismo para la lucha contra nuevos brotes de ébola a través de su promoción del enfoque «Una salud». Gracias al programa, se capacitaron agentes de distintos sectores, como conservacionistas, servicios forestales, Servicios Veterinarios nacionales, epidemiólogos y gestores de datos, para reaccionar rápidamente tras la detección de animales silvestres muertos o enfermos. A lo largo del proyecto, el seguimiento y las campañas de muestreo de murciélagos migratorios mostraron cómo son capaces de transmitir patógenos a través de largas distancias, lo que podría ayudar a predecir futuros brotes.

El refuerzo de las capacidades de los trabajadores de laboratorio a través del proyecto ayudó a países como la República de Guinea a responder más eficazmente a la pandemia de COVID-19. Los técnicos de laboratorio y los biólogos del país, que recibieron una formación sobre las más modernas técnicas de diagnóstico de patógenos, tienen ahora la capacidad de detectar rápidamente posibles brotes, ya sea para notificar casos de ébola en animales o de COVID-19 en humanos.

En los próximos años, el proyecto ampliará su alcance e investigará la dinámica de los coronavirus en la interfaz hombre-animal-ecosistema en África Occidental y Central.

Socios: Centro francés de cooperación internacional en investigación agronómica para el desarrollo (CIRAD), Instituto francés de investigación para el desarrollo (IRD) y el Instituto Pasteur.